II, 6

··
11 VI 07
Mr. P. C.


   

 

Laszlo Hrbati
Manuscritos de la desgracia, 1
(Mayo, 2006 - junio, 2007)

Self Portrait 16 (2005)
— BRENDA GOODMAN

 
     
 

 

 

¡Yo preferiría tener los párpados soldados,
un cuerpo sin brazos ni piernas,
haber asesinado a un hombre, antes que ser tú!
LAUTRÉAMONT

 

El sinsabor del desencuentro. Pensemos que toda relación amorosa contiene en sí la semilla de su disolución. Desde el momento en que una atracción sexual se concreta en dos seres humanos, en la unión de esos cuerpos, desde el momento en que el amor se corporiza doble e indivisible pero idéntico a cada una de sus diferencias, coexiste con este fervor, dentro de este fervor, un rincón sombrío de indiferencia que tarde o temprano ocupará todo lo que de esos seres existe en común.

El desencuentro no tiene fin. La felicidad sí.

Fósiles. “Un email, como una mariposa que aletea en Toronto y causa un huracán en Guatemala, puede disparar, si cae en el momento justo, un oleaje emocional inesperado al cabo de una semana: en el punto superficial que es su primer contacto nace una onda expansiva que en círculos concéntricos transporta contenidos afectivos hacia los márgenes de la mente, y que se disemina hasta barrer vestigios nocivos de sentimientos antiguos, fósiles de amores degradados”. (W. A. de Grazia, El sèptimo mes, 2006).

Sueño del 8 de agosto de 2006. Me llevan atado a una cadena que me une a una fila de prisioneros. Nos trasladan. Cuando cada uno de nosotros atraviesa un portón, un guardia le da la mano, signo de que puede avanzar; es decir, de que no lo van a matar ese día. En ocasiones hay en ese apretón de manos un objeto escondido que pasa al prisionero, una moneda que significa que va a vivir por lo menos un mes más. Ahora me toca a mí pasar el portón de rejas. El guardia me da la mano, pero es casi medianoche y creo que del otro lado me espera el pelotón de fusilamiento.

Composición psíquica. Bronca: 62 %. Amargura: 18 %. Indiferencia: 11 %. Asco: 5 %. Tristeza: 3 %. Angustia: 1 %.

Los miradores de ranas saltarinas. “Milloes d’años han perfeccionao el reflexo masculino de mirar, al descuido, el culo da muxer que pasa.

“Eso significa que para que un varón da especie humana mire en estos tiempos un culo fémino na calle, milloes d’antesores han teído que fazerlo antes.

“Los miradores de culos se reproduxeron y tenieron scendencia; los otros, los que no miraban nada o miraban otras cousas de por ahí (ranas verdes saltando d’un lado a otro d’un charquito, por dezir algo) no tenieron esa suerte y sus xenes cayeron al vacío infinito da diseccisténcia eterna por siempre xamás.

“La Naturaleza es sabia. ¿En qué ocuparían milloes de miradores de ranas saltonas nas ciudades da Argentina atual, con tampocas ranas y tantos culos de muxeres que mirar, sus miradas?”. (Douglas Erstadthoff, Viajes por Sudamérica. Volumen VII, 1984-2001).

Vulgar despliegue de poder. Por qué escribo así. Porque tengo ganas de leer algo así escrito. Por eso.

El pasado no importa ni mierda. “En estos días tomo whisky, fumo mucho y cojo bastante. Toso todo el tiempo, estoy gordo y me canso al subir escaleras. Me duele la espalda. Leo poco. No veo cine. La música que escucho me da felicidad. Felicidad, y sin embargo me sigue doliendo no haberle dicho a Marilyn Marlett que estaba enamorado de ella. Y me sigue doliendo lo mucho que me gustaba y que me calentaba Lorraine Fixedsys. Y me sigue doliendo el placer que sentí al besar a Lynda Garamond y a Carla Estrangelo-Edessa en aquel viaje. Me desdigo: me sigue doliendo el placer que extrañé en los tiempos que siguieron a esos besos. Y me sigue doliendo que Arial Jambalaya me haya dejado… Aunque quizá fui yo el que la dejó a ella, y ahí me confundo y dejo de recordar; y vuelvo al presente y cambio la música y pregunto a mis invitados si están bien o si quieren más sanguchitos, y tomo whisky y le doy un beso a mi novia, o a la que me parece que lo es o que debiera serlo, y pregunto ¿alguien tiene un porro?, y todos ríen y me dicen:

“—Tenés uno en la mano, boludo”. (Diego Ferrari, Placeres dolidos, 1987).

Lo que pasó, pasó. “Oyó que era propicio cruzar las grandes aguas. ‘Ya las crucé’, se defendió. Le dijeron que aunque cierta valentía era necesaria, saber nadar era aún mejor. ‘Ya lo sé’, respondió. Contaban historias de uno que había sido atacado por una bestia. ‘He sabido cómo eludirlas’, dijo. Le advirtieron acerca de la frialdad del agua, de su dureza, de su concentrada musculatura y de su suavidad traicionera. ‘Nada de eso es nuevo para mí’, gruñó. Entonces lo miraron con lástima y le preguntaron: ‘¿De dónde vienes?’, a lo que él respondió: ‘Vengo desde Entropía, el país de lo que se desarma’. Ellos le dijeron: ‘Pero, hombre, ¡todos nosotros vamos hacia allá!’. ‘¿Eso significa que debo hacer el mismo viaje de vuelta?’, preguntó. ‘Por supuesto’, le contestaron, ‘acá no queda nada, salvo las ganas de escaparse del mundo’”. (Del programa de la presentación de Panza el 30 de marzo de 2007 en Club del Bufón, Bs. As, Argentina).

Y no hay nada en medio. Punto 1: Las mujeres pueden sentir más emociones que los varones. Punto 2: Ciertas emociones son inimaginables para los varones. Punto 3: Algo así como sentimientos ultravioletas o infrarrojos. Están fuera del rango de percepción del cerebro masculino, y no hay nada que hacer.

Triangulización de los puntos precedentes. A las mujeres no hay quien las entienda.

Inocencia asesinada. “Matá a tu niño interior antes de que se suicide por cuenta propia”. (De una gacetilla de Panza de diciembre de 2006).

Margen. Deprimido, me pongo a ver si puedo traducir la letra del tema “Dinosaur” de King Crimson, en versión libre, y en prosa, a ver si puedo, a ver:

“Hace mucho, muy lejos, en otra época, yo era un pendejo tarado; estas fotos fosilizadas de aquella vida mía ilustran qué fácil presa debo haber sido: idiota sabio quieto bajo el sol como un monumento. Soy un dinosaurio, alguien escarba mis huesos.

“Desde siempre he sido sobresaliente en la ignorancia, y la escolté con ingenuidad y orgullo; no hace falta que ningún científico me haga ver que cualquier predador hubiese podido arrancar un pedazo de mí, idiota sabio quieto bajo el sol como un monumento. Soy un dinosaurio, alguien escarba mis huesos.

“Cuando miro atrás, al pasado, me maravilla no haberme extinguido; todas mis equivocaciones, todos los errores de juicio que cometí, casi me dejaron al margen: si algo aprendí, es que ser demasiado bueno no sirve para nada. Aunque hice mi lecho fósil, ahora no pego un ojo. Soy un dinosaurio. Alguien escarba mis huesos”.

Traduciendo a Richard Bach. “Es una ley cósmica. Los semejantes se atraen. Limítate a desplegar tu propia personalidad, serena, transparente y luminosa. Cuando irradiamos lo que somos, preguntándonos a cada instante si lo que hacemos es lo que deseamos hacer y haciéndolo sólo cuando la respuesta es afirmativa, nuestra actitud rechaza automáticamente a quienes nada tienen que aprender de lo que somos y atrae a quienes sí tienen algo que aprender, que son los mismos de quienes nosotros a la vez aprendemos”. (Yeye, “Hit de la semana 4”, en: Mundo Yeye, marzo de 2006).

Significado: Rodéate de idiotas y tu idiotez será invisible.

Escarbando en la suciedad. Rodéate de dinosaurios y tu dinosauridad será invisible.

Pum para tu pene. “—Tu pene es como un segundo cerebro, entonces —dijo Yvette.

“—¿Sabías que antes los paleontólogos creían que algunos dinosaurios tenían otro centro nervioso, casi un segundo cerebro, en la columna vertebral? —dijo Philippe.

 —No —dijo Yvette—. ¿Me dices que teneis cerebro de dinosaurio?

“—No —dijo Philippe.

“—¿Niegas que tu pene sea casi como un cerebro? —dijo Yvette.

“—No es como un cerebro —dijo Philippe—. Mi cerebro piensa. Mi pene no piensa, pese a lo cual es más importante que mi cerebro.

“—¿De veras? —preguntó ella.

“—Sin duda —replicó Philippe.

“—¡Sois todos iguales! —dijo Yvette.

“—Pero no es que los varones pensemos con el pene —dijo él—. No cierto, de ninguna manera. La tarea del cerebro es planificar acciones que le den oportunidades al pene de tomar el mando. Cuando esto sucede, el cerebro cesa en su actividad, pues quien está al mando no necesita del pensamiento. Sólo necesita imponer su Ley.

“—Sois todos iguales —dijo Yvette—. Todos iguales. Hablais y hablais para legitimar ese fálico egocentrismo.

“—Nuestras palabras son parte de la estrategia del cerebro para conseguir que el pene logre su cometido —dijo Philippe.

“—¿Y qué a qué divinos menesteres se consagra un pene aparte del acto de follar?—dijo Yvette.

“—No hay otros divinos menesteres que ése —dijo Philippe”. (Obdulio Makukatim, El amor romántico como forma encubierta de prostitución y el feminismo extremo como ideología subsidiaria del falogocentrismo, 2006).

Fragmento de un sueño antiguo. “En el fondo de mi casa tenemos un cultivo inigualable de plantas afectuosas. Algunos retoños reaccionan ante el contacto con la piel humana. Se inclinan como para rodear el dedo que espectante los toca. Hay júbilo: hemos obtenido algo que nos honrará en el país entero. Es un descubrimiento extraordinario”. (De: Pablo Contursi, “Aura”, 1995).

Trece monigotadas intransigentes. 1. No me quiero. No puedo quererme: ya me tengo. Para quererme, para desearme, debería carecerme: faltarme a mí mismo. No me quiero, no quiero quererme, y no quiero que me digan que tengo que quererme. Entiéndanme esto: me rompe las pelotas que me digan que tengo que quererme. Quiéranse ustedes. A mí déjenme tranquilo. Mi falta de afecto hacia mi propia persona es una de las cosas que menos me disgusta de mí; y hasta diría que casi casi me agrada.

2. Para quererme debería faltarme a mí mismo de un modo absoluto. O sea morirme.

3. No me imagino nada más asqueante que eso que ustedes llaman amor propio. El amor, si existe tal cosa, es una tensión afectiva de un ser hacia otro diferente. De A a B, por ejemplo. Pero de A hacia A no puede haber amor.

5. “Lo importante es lo de adentro”. Habría que cagar a trompadas, también, a todos los que han dicho alguna vez esa frase.

6. Ya entiendo: no es que el amor propio sea deprimente o aburrido. Es lógicamente imposible. Ahí está.

7. Ningún sentimiento ni pensamiento hay que pueda ser percibido por otra persona si permanece en el interior: el espíritu es allí donde mi experiencia (del mundo y de los otros y de mí) se encierra y se aísla del mundo y de los otros.

9. Amar el espíritu de una persona es amar lo que esa persona no dice ni hace. En el interior de las personas queda lo no hecho, lo no dicho.

10. Percibir los actos de otra persona es observar el filtro del espíritu fallando en guardarse para sí la experiencia de ser.

11. Espíritu, alma, psique: palabras que nombran fantasmas. (Al margen: en inglés, ghost es “espíritu” y “fantasma”. Habría que buscar antecedentes y comparar: griego, latín, germánico, indoeuropeo, pre-indoeuropeo).

13. La función de la idea de “espíritu” es perdonar incoherencias, mentiras, hipocresías. El espíritu, sitio íntimo del anonadamiento de los actos y las palabras propios, es la excusa perfecta del que deshace sus palabras con sus actos y viceversa (y sus palabras consigo mismas, y sus actos consigo mismos).

Y no hay nada que hacer. “Cuelgo de mi tristeza / que me ahorca / antes de que mi grito / alcance a nombrarla”. (Mijail Pratski, Escepticismo después del milagro, 1991).

Cuando digo infancia... “... me refiero al sonido de una rodilla cayendo sobre una piedra mojada en la orilla de un arroyo a diez cuadras de tu casa, al sonido del grito del que tiene a esa rodilla en su pierna y a esa pierna en su cuerpo, me refiero al sonido del dolor que de esa rodilla y a través de esa pierna y en virtud de ese cuerpo llegan a la entidad receptiva de percepciones que es el responsable directo de toda la cuestión: el individuo que eligió ir a pescar mojarritas con sus amigos una tarde con sol y que vuelve a casa dolorido como nunca antes ni después, rengueando y sin aliento”. (Srik Nivlek, Desmemorias, ca. 1934).

Deseos de infancia. Cuando era chico, los seres humanos me parecían tan horrendos que yo quería ser un animal: un tigre, preferentemente. (O un león, o un perro). Pensar y sentir como humano me hacía sufrir tanto que, de haber sabido cómo, me hubiese gustado convertirme en piedra. (O una hormiga: recuerdo mi envidia, bajo los árboles, al mirarlas ir de un lado a otro en fila, sobre la tierra, entre manchas de luz y de sombra solares, atareadas, pacientes, enérgicas, despreocupadas: inconscientes de su despreocupación, de su energía, de su paciencia y de sus tareas, inconscientes de las luces y las sombras del sol, de la tierra, de las otras hormigas y de los árboles, inconscientes de mi envidia, de mi recuerdo).

“Oyó que era propicio cruzar las grandes aguas... ”.
— DE UNA GACETILLA
DE PANZA —
Imagen: ejemplar de Caulophryne jordani (del libro The Deep: The Extraordinary
Creatures of the Abyss
, de CLAIRE NOUVIAN y DAVID SHALE).

Decisión. “—Madre, ¿para qué sirve este recuerdo?

“—Para nada. Arrójalo”. (Ludmila Ratkje, Storm and Drum, 1983).

Cuando digo lectura... “... me refiero a que ¿cómo es que, si sólo existen este libro, esta silla, esta mesa, esta lámpara y mi propia persona, este libro me hace sospechar que además hay otras cosas? En esto que llamo libro, me entero de que existe algo llamado libro, que es justamente esto que llamo libro. En este libro también me entero de que existe algo llamado lámpara, y también algo llamado silla, y algo llamado mesa. Mediante el paciente análisis del contexto en que estos nombres aparecen en el libro, constato la correspondencia de cada uno de estos nombres con sus objetos. Con el tiempo, adquiero más conocimientos: también existe algo llamado yo. Yo es el que percibe que algo existe. Lo diré así: yo soy. Yo soy lo que está aquí que se mueve. Yo soy lo que está aquí que cambia. Yo soy lo que está aquí que se mueve si yo quiero moverlo”. (Srik Nivlek, Desmemorias, ca. 1934).

En las puertas de la eternidad. Guión para una historieta: “Antes de ganarte la inmortalidad, deberás esperar ante esta puerta”. “¿Cuánto tiempo?”. “Infinidad de tiempo”. “¿Y después qué? ¿Qué, qué pasa?... ¿Dije algo malo?”. “Amigo, no pierdas tu tiempo, nunca ganarás la inmortalidad”.

Pum para abajo. Hoy me siento tan argentino que me gustaría suicidarme.

Tarkovski, Chéjov. “En Stalker (1979) los personajes hablan de un tal Dibrokaz, quien luego de salir de La Zona (que otorga los máximos deseos) gana muchísimo dinero y se suicida. Se parece a un cuento muy corto de Chejov: “Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a su casa y se suicida”. La película inventa un contexto para el cuento de Chejov: el suicida Dibrokaz no ha soportado la banalidad de su deseo”. (Pablo Contursi, “Tarkovski, Chéjov”, en: Margen, abril de 2007).

Y en medio no hay nada. Punto 1: Las mujeres sienten las mismas emociones que los varones, pero con mayor intensidad. Punto 2: Las mujeres perciben, conocen y viven la realidad a través de sus emociones. Punto 3: Los varones no.

Multiplicación de los triángulos. Tampoco hay quien me entienda a mí, y no me ando quejando por ello.

Nunca. “—A que no sabes por qué te quiero tanto.

“—No lo sé.

“—Porque no te di la oportunidad de herirme.

“—Pero si nunca estuvimos juntos.

“—Detalles, detalles”. (Ludmila Ratkje, Storm and Drum, 1983).

Potenciación de los triángulos. “Cuando digo que soy posfeminista quiero decir que no puedo salir de cierto estado de furia que me sobrevino luego de mi gran desilusión, de mi pérdida de la fe en el Feminismo. Hoy me parece obvio que el mundo es de los machos porque de ellos es la Cultura. Y de ellos es la Cultura porque son incapaces de dar a luz. Hay una relación de ‘negación simbiótica’ entre el Alumbramiento y la Cultura: ambos elementos, simbólica pero también sociológica y biológicamente, buscan todo el tiempo una unión en dos niveles: una identificación —convertirse ambos en lo mismo—, que jamás se realizará pues crecen desde raíces opuestas; y una atracción —conectarse en virtud de las diferencias—, que jamás deja de realizarse, y por la que la humanidad engendra descendencia siglo tras siglo. El varón compite con la mujer tapando de Cultura el mundo para que no se note su peor defecto: que es incapaz de dar a luz. Como ven, el posfeminismo es una bandera blanca, una capitulación. Pero la causa de dicha capitulación es que las mujeres hemos ganado la guerra contra los hombres”. (Katerina Pawloska, Estoy hasta la coronilla, 2014).

Depresión número 999.999. “—Hijo mío, nunca leyedas textos tuyos escriptos trece años ha.

“—¿Por qué, padre? ¿Tanto mal escripto uno antes ha?, ¿o trece años hacia el pasado es el número justo y retrospectivo de la introspección depresionante?

“—Nada de eso, hijo de mí. Retrospección, prospección, extraspección e introspección son movimientos pendúlicos de la materia almar, de la mismérrima cosa espirituenga. Lo que inténto-te a vos deciros es que habrás recordar a todas las mujeres que amaste y que quisiéronte-no ¡y volar-te la gullivera de un tiro querrades!”. (Pedro Castellanos, Cadáveres de amores abandonados, 2007).

Cuando digo infierno... “... me refiero a acostumbrarse a la memoria: lo insólito haciéndose atávico con el paso del tiempo”. (Srik Nivlek, Desmemorias, ca. 1934).

Geometría y feminismo. “Pawloska no es feminista, pos-feminista ni ocho cuartos: es machista. Cree que el mundo es de los varones y que las mujeres estamos acá para tener hijos y nada más. ¿Por qué, si piensa que ‘hemos ganado la guerra’, sigue con ese marido que la engaña con cuantra trola se le cruza? ¿Por qué no le pone los puntos a ese nabo, eh?”. (Gwen Mansillas, Manual de supervivencia para mujeres modernas, 2015).

Un tren. “—¿A qué hora viene el tren de la incontemporaneidad?

“—Siempre está llegando.

“—¿Y por qué no lo vemos?

“—Porque llega tarde. Siempre”. (Ludmila Ratkje, Storm and Drum, 1983).

Sin límites. “Mi posfeminismo no me limita: es el reconocimiento de la superioridad de las hembras de la especie humana por sobre los machos. Somos la Fertilidad, somos la Vida, y cuando lo entendamos usaremos ese poder ilimitado para sojuzgar a esos tiranos y expulsarlos de la Tierra hacia otros planetas o bien exterminarlos de un saque, infame raza de cucarachas inmundas, no sin antes torturarlos de mil formas”. (Katerina Pawloska, Discurso en la entrega del James Tiptree Jr. Award 2015, 2016).

“La Naturaleza es sabia. ¿En qué ocuparían milloes de miradores de ranas saltonas nas ciudades da Argentina atual, con tampocas ranas y tantos culos de muxeres que mirar, sus miradas?”.
DOUGLAS ERSTADTHOFF

 

 
 

·•·

 

 

QUIÉN :| Pablo Contursi | ¿QUÉ?

 

Panzaweb | Margen | Descalzate | Agente 13

 
   
p-c.blogspot.com